jueves, 3 de junio de 2010

CLASISMO, RACISMO Y UN HORNO DE COQUE IDEAL.

"Las grandes masas caerán más facilmente víctimas de una gran mentira, que de una pequeña"
Adolf Hitler

"Que importa que el gato sea blanco o negro mientras case ratones"
Proverbio Chino

Hace ya varias semanas, un gran compañero de andanzas juglarescas, y muy buen amigo mío apodado Omelet me pidió ayuda para el diseño de un horno de coque que un doctor le había encomendado como tarea en sus estudios de maestría. Básicamente quiso que le ayudara en cuestiones de química y termodinámica ya que él es el especialista en diseño de maquinas y demás. Ya entrados en el tema me di cuenta que lo que le pedían era imposible, era una total y completa ejecución de vacío intermitente. Le estaban pidiendo un horno que funcionara con coque residual (esto es sin refinar, sin una composición regular y sin darle un cierto tamaño de partícula, lo que provocaría un comportamiento irregular en el combustible) y que además fuera amigable con el medio ambiente. Dándome cuenta de este hecho opté por intentar ayudarle en lo que pude y dedicarme a una de las cosas que se me dan más naturalmente, decir cuanta estupidez se me venga a la mente para intentar amenizar el rato, y mi buen amigo decidió seguirme el juego. De entre toda la sarta de incoherencias e irreverencias que emitían nuestras cuerdas bucales mencionamos, en son de chiste, que el horno debería ser alimentado vilmente a palazos por esclavos negros. La idea de que el horno fuera alimentado a palazos no era mala. El horno teóricamente sería colocado en algún lugar de Chiapas, y sin querer sonar racista o clasista, eso le daría empleo a un montón de obreros locales, que por desgracia, muchos de ellos son analfabetas, o muy forzadamente lograron terminar la educación primaria, en fin gente que no está académicamente preparada.

Así que, el buen Omelet regresó al ITESM a presentar su proyecto y cuando lo cuestionaron acerca de la alimentación del horno, mencionó muy seguro de sí mismo que sería alimentado por obreros con palas. Ante la negativa de los compañeros y la insistencia de colocar un alimentador automático con sensores que fuera dosificando el combustible, mi compañero argumentó que saldría más barato y sería mejor para su funcionamiento que el horno fuera alimentado por obreros, y que éstos no estarían preparados para manejar un horno de características automáticas ya que son gente que no saben leer y escribir, analfabetas (sin tomar en cuenta el hecho de que al trabajar con coque residual es muchísimo mejor que se maneje a mano y no con una máquina, ya que se tendría que estar variando la cantidad de combustible en cada dosis debido a la naturaleza del mismo). Ante dicho comentario, varios de los ahí presentes mostraron su “indignación” y rechazo”, ante un hecho que es irremediablemente cierto, y comenzaron a declararlo racista, y lo pintaron casi como un nuevo Hitler (muy tontamente por cierto).

Cuando Omelet me comentó lo sucedido no pude hacer más que soltar tremenda carcajada burlándome de la hipocresía de los ideales de esta gente. El recuerdo de este relato me asaltó anoche mientras veía un video del comediante George Carlin que hablaba acerca de las diferencias entre el futbol americano y el beisbol (http://www.youtube.com/watch?v=om_yq4L3M_I ese es el link por si a alguien le da curiosidad verlo). Y relacionando ambos hechos comencé a cavilar acerca del racismo que existe dentro del futbol americano. Observando las posiciones me di cuenta que en su mayoría, los mariscales de campo son blancos, y éstos resultan ser los líderes de la ofensiva, los capitanes del equipo, aquellos que conducen a su equipo hacia la victoria. Los corredores, en general son negros y dentro de la ofensiva son los más golpeados y los que dan un desempeño físico de mayor magnitud, junto con los receptores que son negros al igual. La línea ofensiva, está compuesta en su mayor parte por blancos ¿Por qué?, ¿será que no se puede confiar la protección de un blanco (el mariscal) a un negro? Del lado defensivo. No existe una separación tan marcado, tanto la línea defensiva como los apoyadores se componen de una mezcla entre blancos y negros, porque existen tanto blancos como negros por golpear en la ofensiva. En fin el racismo aún existe incluso en el deporte. Ahora, los negros hablan acerca de estar en contra de la división de razas y exigen igualdad, pero ¿Cómo exigen eso?, cuando ellos mismos se discriminan. La mentalidad de una persona negra promedio, o persona de color como se dice hoy en día, es de marginarse a sí mismos, o por lo menos así es en el territorio de nuestro vecino del norte. La expectativa de que un joven negro promedio obtenga una educación universitaria es pequeña, y más aún en los barrios bajos y es debido a la mentalidad que tienen. Y lo peor del caso es que muchas de estas personas recurren a la lástima, intentan llamar la atención haciéndose las víctimas y se sienten ofendidos y discriminados por cualquier cosa ¿Para qué?... Eso no lo sé. Luego, lo que obtuvieron con la abolición de la esclavitud fue libertad, poder romper las cadenas de la opresión del hombre blanco. ¿Y qué es lo primero que hacen con esa libertad? Colocarse cadenas alrededor del cuello y donde sea que las puedan lucir, cadenas costosas, pero al fin cadenas. ¿Será cinismo? ¿Reproche social? ¿Costumbre? ¿O simplemente ganas de pegarle a la ejecución de vacío intermitente? Eso es algo que quizá no pueda responder… Aunque creo que es la última opción.

Volviendo a territorio nacional, en México he escuchado personas jactarse de que en nuestro país no existe el racismo, de que somos un pueblo que respeta la igualdad de las personas, pero se están engañando, y más aún aquí en regiolandia. En el pasado he escuchado regiomontanos quejarse y protestar ante hechos racistas que se observan en el mundo. Sin embargo aquí existe un cáncer igual o más repulsivo aún que el racismo, éste es el clasismo. Estas personas que he escuchado hablar de igualdad y hermandad no son gente lejana, son humanos con los que convivo diariamente en la facultad y he visto como sus palabras son huecas y sólo por pose. Ya que podrán clamar al mundo que están en contra de la división y que todo ser humano debería ser tratado por igual; pero, a la hora de la comida, mientras están en la cafetería ordenando, se dirigen a la persona que los atiende, por lo general una persona mayor, hablándole de tú, y en tono imperativo. Ellos simplemente llegan y ladran “Deme X, con Y y Z” y se van. No saludan, no existe la cortesía, la amabilidad de decir “Buenas tardes” de pedir las cosas por favor ni de dar las gracias, creen que son merecedores de un buen trato solo por ser ellos, y díganme ustedes, ¿no es eso sentirse superior? Luego caminan por la calle y parece que quieren impresionar a cuanta persona se cruce en su camino, tratando de lucir la mayor cantidad de marcas posible, mirando por el rabillo del ojo a las personas, a veces hasta por encima del hombro. Y son peor cuando van manejando, podrán conducir un simple Jetta, pero llevan puestos sus lentes de sol y la música que sea que escuchen a todo volumen como si todo el mundo quisieran escuchar su música, que por lo general es alguna porquería como reguetón, y además ¿Creen que uno no se da cuenta que son bocinas de agencia? Y la lista es larga y sigue y sigue y está llena de ejemplos de cómo las personas intentan “impresionar” o demostrar que son más que otras ante la gente. Y eso amigos míos, ser clasista, es a mi parecer, igual o más repulsivo que ser racista. Un ser humano puede ser blanco, negro, amarillo, puede tener dinero, no tener ni para comer, ser culto, ser educado, puede ser como sea, pero sigue siendo humano y por tanto nadie absolutamente nadie le va a quitar lo Pendejo, que es una cualidad intrínseca en el humano. Todos somos pendejos, aceptemos ese hecho y empecemos a vivir en paz.

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